Eric Clapton reaviva el Assago Forum con una clase magistral de blues: el legendario guitarrista, de 80 años, en concierto con una banda “all stars”


Eric Clapton cumplió ochenta años el 30 de marzo
Assago (Milán) – Las farolas que emergen del escenario del espectáculo que aterrizó en Assago hace tres años se encienden una vez más para Eric Clapton y su banda “all star”. El próximo martes y miércoles, 27 y 28 de mayo, también en el Forum en lo que, teniendo en cuenta el ochenta aniversario que celebró en marzo, podrían ser los últimos espectáculos “slowhand” milaneses. El espectáculo es una auténtica masterclass de blues eléctrico en la que el guitarrista de Ripley, acompañado por Nathan East al bajo, Doyle Bramhall II a la guitarra, Chris Stainton a los teclados, Tim Carmon al Hammond, Sonny Emory a la batería y las coristas Sharon White y Katie Kissoon, pule las piedras filosóficas de su carrera: del “I'm your Hoochie Coochie Man” de Willie Dixon al “Nobody know you when you're down and out” de Jimmy Cox, del “Before you accuse me” de Bo Diddley al igualmente indispensable “Cocaine” de JJ Cale.
Sin olvidar “White room” y “Sunshine of my love” de Cream o sus composiciones a las que sigue especialmente apegado como “Old love” y “Tears in Heaven” incluidas en el “Unplugged” de 1992 que, con casi 30 millones de copias, se convirtió en el álbum en directo más vendido de la historia. Desde el día en que Jerry Lee Lewis, cantando “Great Balls of Fire” en la televisión, le pareció alguien del espacio y comprendió que él también quería subir allí, Clapton no ha hecho más que intentar volar . “Si no lo conoces, te sugiero que busques el álbum “Live at the Regal” de BBKing: es todo lo que necesitas saber sobre por qué comencé a tocar la guitarra”, admite en el documental autobiográfico “Life in 12 Bars”.
Su amado Robert Johnson aún la espera en esa encrucijada donde, según la mitología del blues, vendió su alma al diablo para tocar la guitarra como un dios. Y Eric, que realmente se convirtió en “Dios” en las paredes de Londres durante la época de los Yardbirds, sigue testificando que al paraíso de la estrella del rock se llega después de haber pasado por el infierno: “Nunca he aceptado ser el mejor guitarrista del mundo, siempre he querido ser el mejor guitarrista del mundo, pero es solo un ideal y debe ser considerado como tal”, dijo una vez en la televisión. No le quedaría más que mirar a sus espaldas.
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